Una «ley empírica de la economía» de 1965 que todavía se mantiene hoy en día.
En 1965, Gordon Moore, uno de los cofundadores de Intel, observó que el número de transistores en un microchip estaba aumentando rápidamente, aumentando exponencialmente la potencia informática mientras disminuyeba el costo del chip.
Moore predijo que el número de transistores se duplicaría cada año durante la próxima década. En 1975, revisó la predicción cada dos años. Su predicción ha demostrado ser cierta o, como algunos sostienen, una profecía autocumplida. La industria de semiconductores celebró recientemente 50 años de «Ley moore», y los microchips actuales contienen decenas de miles de millones de transistores.
La ‘fiebre del oro de silicio’
La Ley de Moore ha impulsado la industria de semiconductores hacia adelante, porque resultó ser lucrativa para ser la primera en comercializar con una nueva generación de chips más pequeños, más densos y más potentes. Y gracias a la escala, el costo de los chips logic y memory se ha reducido tan drásticamente que ahora es posible poner un chip en prácticamente cualquier cosa, abriendo un mundo de posibilidades para dispositivos conectados e inteligentes en IoT (el internet de las cosas). Esta expansión de las posibilidades es lo que sigue impulsando el crecimiento de la industria global de semiconductores de 412.000 millones de euros (2019).
Ofreciendo un mayor rendimiento a un costo más bajo con cada generación de chips, el ritmo implacable de Moore’s Law ha cambiado el mundo en el que vivimos. Duplicar el número de transistores en un chip ha permitido productos de consumo que una vez fueron el material de los sueños.
Chips de próxima generación
La innovación no se detiene cuando el transistor ya no es factible. Simplemente se vuelve más desafiante y, como resultado, más rentable si se hace bien.
Estos diseños de chips de próxima generación incluirán materiales más exóticos, nuevas tecnologías de envasado y diseños 3D más complejos. La industria de semiconductores conectará a ingenieros de toda la amplitud de ciencias físicas, químicas, biológicas e informáticas para realizar estos nuevos diseños. Cuando (y no si) lo hacen, los diseños ayudarán a generar productos de consumo que en este momento ni siquiera podemos concebir. También permitirán las próximas grandes oleadas de innovación que están en el horizonte, como el transporte automatizado, la IA avanzada y la conectividad rápida con 5G.
Artículo publicado por asml